En las fertirrigaciones de una sola aplicación se aporta en el primer ciclo de riego todos los nutrientes que necesita la planta durante un periodo determinado.
La aplicación de fertilizante que se producía antes del desarrollo de la fertirrigación se realizaba en tres momentos diferentes: antes de la siembra, a la siembra o posterior a la siembra. Adaptando este sistema de aplicación se deriva la práctica de la fertirrigación que, en los primeros tiempos, se acostumbraba a llevar a cabo aplicando el fertilizante en operaciones singulares, quincenal o mensualmente. Esta práctica conlleva un crecimiento excesivo consecuente a la operación, tal como ocurre con la aplicación de fertilizantes por los medios tradicionales.
Para la fertirrigación en una sola aplicación, se proporcionan los nutrientes en un área húmeda del suelo alrededor de las raíces. Se aplica el fertilizante mediante sistemas como el Venturi o la Bomba Dosificadora de manera concentrada, ya que se debe aportar todo el alimento necesario que requiere la planta para los próximos días.
Como resultado de este método los nutrientes se encuentran en concentraciones excesivas i el balance de nutrientes se desequilibra cuando permanece en el suelo durante algún tiempo. El nitrógeno (N) se filtra a capas inferiores con el agua, el fósforo (P) produce compuestos insolubles por lo que las raíce no lo pueden absorber, y el potasio (K) permanece disponible pero la planta no lo asimila sin nitrógeno (N) y fósforo (P).
Esta aplicación de fertilizante concentrado puede alcanzar niveles de toxicidad que provocan un crecimiento débil o incluso lesiones en las raíces y hojas.
También, como consecuencia de esa alta concentración, gran parte de los nutrientes finalmente no son absorbidos por la planta y a medida que se sigue regando, se filtran en el terreno a un nivel por debajo de las raíces, la planta deja de tomar alimento hasta la siguiente aplicación y los nutrientes terminan por convertirse en una pérdida de dinero en producto, así como una contaminación de las aguas subterráneas y del suelo sobre el que se aplica.
Así pues, para la obtención de una uniformidad de crecimiento, evitando puntas y ralentización o desequilibrios nutricionales, lo más adecuado es fertirrigar diariamente o en cada ciclo de riego, de ese modo se reduce el gasto en fertilizante, se aumenta la calidad del producto cosechado y se reducen desequilibrios nutricionales. Todo esto, además, puede ser realizado por equipos con un caudal más bajo ya que se aplican dosis en menor cantidad y de forma más controlada.