La forma óptima de fertilizar es mediante la fertirrigación proporcional al caudal. La aplicación de fertilizante se realiza de forma continuada durante el ciclo de riego de forma constante.
Antes del desarrollo de la fertirrigación, la aplicación de los fertilizantes podía ser realizada en 3 momentos diferentes: antes, durante y después de la siembra. Ese sistema ha derivado en prácticas de fertirrigación poco eficientes a no ser que se disponga de un sistema avanzado que permita evitarlos. Estas técnicas derivan en problemas de crecimiento o en daños a la planta ocasionando pérdidas económicas y medioambientales.
La fertirrigación volumétrica proporcional al caudal se aplica fertilizante de manera continuada durante todo el ciclo de riego. Este fertilizante es dosificado de manera proporcional a las necesidades de la planta mezclado con el agua de riego de manera constante aportando los nutrientes que necesita la planta de manera constante, al momento y de forma precisa.
De esa forma la planta absorbe los nutrientes que le aporta el agua de riego siempre de forma homogénea. Al dosificarse la cantidad exacta que la planta necesita no hay sobrante de agua ni de abono, por lo que se aprovecha al 100% el agua de riego y el producto aportado.
Esta mezcla se ha realizado de manera equilibrada a las necesidades de la planta y durante todo el proceso así se ha mantenido, al igual que el nivel de salinidad del agua es el ideal, permitiendo a la planta una óptima absorción de los nutrientes que necesita hasta el próximo ciclo de riego.
Se trata del sistema óptimo para realizar el fertirriego. Para la realización de este método se requiere el uso de un equipo de dosificación con un control avanzado que permita una dosificación precisa y volumétrica para la correcta dosificación del producto que se ve recompensada en ahorro en fertilizantes y una mejor calidad y mayor cantidad de cultivo así como el ahorro en espacio, ya que no es necesaria la preparación de una mezcla anterior a la dosificación.