Mediante la deformación de la membrana realizan la succión del producto a inyectar y bombean un volumen fijo de producto definido por el usuario a alta presión, incluso con grandes viscosidades.
Puede ajustarse la carrera de la membrana y la frecuencia de la inyección, aunque su uso se restringe a bajas presiones y caudales, ya que la deformación de la membrana puede depender de las variables físicas, muy especialmente de la presión en red.
Sin embargo, al no existir desplazamiento entre las superficies, la cámara del cilindro es absolutamente estanca, con lo que es un dispositivo ideal para la inyección de productos muy corrosivos, peligrosos o de gran valor económico, en los que se persigue la nula pérdida de producto a través de collarines. Las aplicaciones en las que la dosificación se va a controlar a partir de características químicas, como son el control de la conductividad o el pH (inyección de ácidos) no se ven perjudicadas por la pérdida de precisión debida a la deformación de la membrana.

Las dosificadoras de membrana son de interés para la dosificación según parámetros de procesos de regulación proporcional e integral tales como el ácido para el control del pH, ya que no se ven afectadas por una inferior precisión en este parámetro. Otro interés es su uso para la dosificación de o para productos muy abrasivos o suspensiones (como los quelatos).
Sin embargo, se ven algo afectadas por cambios de presión en la red, y ofrecen menor precisión especialmente en los rangos bajos de regulación de la carrera.
También debe considerarse una mayor uniformidad de productos y reducción del estoc de recambios necesario.